Por la propia percepción y experiencia que representa esta ciudad, lo retro permanece y convive con las dimensiones modernas a través de una historia presente en cada expresión cultural, por lo que visitarla es viajar en el tiempo y el espacio, para lo que se necesitan herramientas ad hoc para navegar por las épocas y los escenarios.

 

La Asociación de Hoteles de la CDMX crea entonces una experiencia de navegación única para los visitantes a través del Pasaporte Chilango, que combina la practicidad de un mapa como los de antes con los códigos que vinculan la experiencia real con la virtual, además de que, en las manos de los viajeros, se transforma en un souvenir y token testigo de sus vivencias en lo que fuera la Gran Tenochtitlán.